3.5.10

Conversación randómica

-Perdón. ¿Usted no sabe si el doctor Araújo está atendiendo?
-Ay, ni idea señora, yo estoy esperando a la doctora Pignata.
-Es que estoy esperando desde las tres de la tarde y la puerta no se ha abierto.
-¡Oh! ¡Cuánto tiempo! ¿Por qué será?
-Ni idea. Desde las tres de la tarde estoy esperando.
-Qué disparate. Ya le digo, yo estoy esperando a la doctora Pignata, así que ni idea. ¿Y qué número tiene?
-El 6, fíjese usted.
-Ah, yo tengo el cuatro, pero de este otro consultorio, de la doctora Pignata.
-Claro…
-Si… ¿Y qué problema la aqueja? Digo, si se puede decir, claro…
-No, no pasa nada. Vengo por un problema de cadera.
-Uhh, los problemas de cadera son complicados, ¿eh?
-Ah si… ni que lo diga.
-Si, son complicados… pero entonces ¿por qué vino acá? Si la doctora Pignata es neumóloga, no tiene nada que ver.
-No, pero yo vengo por el doctor Araújo.
-¡Ah, cierto! Qué despistada que soy.
-Si… es un buen doctor. Lo que tiene es que demora en atender.
-¿Ah, si? ¿Qué número tiene?
-El 4, pero me tienen acá desde las tres de la tarde.
-¡Ay, qué disparate! Si, yo tengo el 6, pero de la doctora Pignata.
-Claro. Pero no entiendo por qué no se ha abierto la puerta del consultorio ni una sola vez desde las tres de la tarde.
-Seguramente se toma su tiempo para atender a los pacientes. La doctora Pignata siempre se tomó muy en serio su trabajo.
-Ah si… igual yo vengo a atenderme con el doctor Araújo.
-Claro. Pero la doctora Pignata siempre fue así. Es que todos deberían ser así.
-Sin duda, sin duda.
-Fíjese usted que están trabajando nada más ni nada menos que con vidas humanas.
-¡Por supuesto! La vida es sagrada.
-Sin duda, sin duda.
-¡No es moco de pavo la medicina!
-¡Ah, no! Es muy compleja.
-Si… yo no sería capaz de ser doctora.
-Yo tampoco, no podría.
-Qué esperanza, y más con mi problema de cadera.
-Y claro… ¡mire que es bravo el dolor de cadera!
- Ah, si… yo no doy más de dolor.
-Me imagino. Y encima la ponen a esperar todo este rato.
-¡Y sí! ¡Desde las tres de la tarde me tienen esperando!
-¡Qué horrible! Se perdió el respeto ¿no, señora?
-Se perdió el respeto.
-Yo no sé hasta cuando van a seguir así las cosas…
-Ni idea. Pero fíjese que nadie hace nada para cambiar la situación.
-¡Nada! ¡Qué van a hacer! Lo único que hace la gente es quejarse.
-Así est. Vive quejándose la gente.
-Fíjese que en Europa eso no sucede.
-¡No! ¡Qué va a suceder!
-No sucede, no. Y yo le digo porque sé, porque mi hijo estuvo en Europa.
-¡Ah! Mire usted.
-Si, preciosos lugares, dice.
-Me imagino.
-Si… ¡Mire, me está llamando la doctora Pignata!
-¡Ay, que suerte que no la hicieron esperar como a mi!
-Si, por suerte… Bueno, un gusto haber charlado con usted.
-¡Por favor! ¡El gusto es mío!
-¡Adiós!
-¡Chau! Desde las tres de la tarde… ¿Dónde quedó el respeto?

(4demarzo2010)

4 comentarios:

  1. que buena entrada Pancho, porque realmente pasa éso, si te pones a escuchar a las personas cuando vas al médico, tal cual!!
    Gracias por visitarme y dejarme tu comentario, todo un elogio para mí!
    Está bueno creer que seres tan mágicos como esos puedan existir y si se tiene una historia, mejor!!!jeje

    Un gran abrazo

    ResponderEliminar
  2. Jejeje, muy bueno, muy gracioso. se nota la gran observación de los detalles. Buenas líneas de diálogo, adelante!
    Saludos!

    ResponderEliminar
  3. jajajja tremendo compañero mio! me alegra que, aunque estés malucho, le estés dando fuerte a esto de escribir!

    solo un pequeño apunte. en europa sí pasa, ya te darás cuenta este año!

    uno que te quiere y vive en europa

    chémi

    ResponderEliminar
  4. hay !!! eso son los comentarios!! mientras uno trabaja y trabajaaa......!! todo pasa en todas partes del mundooo!!! saludos y esta buenoooo maria del carmen

    ResponderEliminar

Deposite sus ideas aqui